Es probable que el vocablo quichua huachu (huérfano, vagabundo) haya sido transformado por los colonizadores españoles utilizándose para llamar gauchos a los vagabundos y guachos a los huérfanos.

La denominación se aplicó generalmente al elemento criollo (hijos de españoles) o mestizo (hijos de españoles con indígenas), aunque sin sentido racial sino étnico ya que también fueron gauchos los hijos de los inmigrantes europeos, los negros y los mulatos que aceptaron su clase de vida.

Si bien no hay una fecha exacta para determinar el surgimiento de este personaje, habitante de la pampa desde la Patagonia hasta los límites del norte argentino, su origen se remonta al año 1600, cuando la ciudad de Buenos Aires queda abandonada al olvido por su fundador Don Pedro de Mendoza.

El ganado realengo había quedado abandonado, y se multiplicaba libre y cimarrón a orillas del Río de la Plata, para pasar a habitar toda la llanura pampeana.

El gaucho, habitante solitario de las pampas que viajaba con su única compañía de su poncho, boleadoras, lazo y cuchillo, comenzó dedicándose a la caza de este ganado ya que se había abierto un interesante mercado entre los habitantes españoles y portugueses del Brasil al que vendían los cueros y carne. Esta fuente de ingresos benefició a criollos, mestizos y mulatos, los que vivían sin lugar de residencia ni trabajo fijo.

La presencia del aborigen no les hizo fácil este trabajo; ellos también dependían de la caza de animales para sustento de sus familias.

Esta intensa demanda de cueros y carne, hizo que en pocos años el ganado cimarrón fuera desapareciendo, y muchos gauchos debieron emplearse en campos y estancias para sobrevivir; muchos otros cambiaron su destino bohemio por empleos en saladeros de carne.

Otros continuaron con su destino errante, y se sumaron a las filas de caudillos de la época.

La gran cantidad de obras literarias gauchescas existentes, nos revelan según el enfoque que contengan, su naturaleza unas veces heroica, otras veces la de una figura vagabunda y de mala vida, y otras se manifiesta como un personaje injustamente tratado.