Voy a hacer un paréntesis en los temas de planificación urbanística, para darle lugar a algunos recuerdos personales, en la semana del cumpleaños de nuestra ciudad. Hablar de Campana, en su cumpleaños, es necesariamente hablar de la casa de los Costa. Este año se celebró nuestro aniversario en el predio que ocupaba la emblemática mansión. Su recuerdo se ha convertido en un lugar recurrente para los que, como yo, podemos rememorar parte de nuestra historia en relación a aquel lugar. Algunas maestras de otra época, amigas de mi mamá, maestra también, solían llamarla "la casona". Al menos es lo que recuerdo de esas charlas en tertulias familiares. En tiempos de escuela primaria varias veces hicimos el festejo de la primavera visitando la casa. Seguramente algunos compañeros de la escuela Número 1, recordarán esto. Nos sentábamos en el piso de la galería, y fabulábamos sobre el acceso al sótano misterioso. Cuando se montó allí la pista de autos Scalextric, en épocas en que en la casa se instaló un club que si no me equivoco era el Club Cometarsa, el lugar se transformó en el destino de culto para los "chicos" de esa época, entre los cuales me contaba.
Era el paisaje obligado en los viajes en tren.
Alguna vez en mi época de estudiante, con la simple compañía de algunos lápices, y quizás una estilográfica, hice un croquis irreverente, más voluntarista y romántico que fiel a la realidad.
Nunca imaginé que, con los años, y por esas cosas del destino, alguna vez iba a tener que visitar la casa, en virtud de mi profesión y en relación con el ICOMOS, para hacer un relevamiento y un presupuesto para su recuperación.
Días atrás, una colega que hace tiempo vive en el exterior, con quien compartimos hace unos cuantos años ya nuestra circunstancia laboral, Virginia Halecka, me recordó el trabajo de relevamiento que hicimos en el año 1984. Tomamos fotos, registramos los materiales, y las condiciones generales de la casa que ya mostraba un franco deterioro. En esa oportunidad se hizo un registro gráfico en el cual nos ayudó el fotógrafo local Ceferino Castillo. Esas fotos se enviaron al ICOMOS, y recuerdo que después de unos meses se presentó un presupuesto para la recuperación de la casa, cuyo valor era tan significativo que obviamente fue inviable.
Recuerdo que en ese momento buscamos los antecedentes y había un análisis de situación que se había desarrollado en el año 1978, época del gobierno de facto, siendo Intendente de Campana el Prefecto Amor. Posterior a nuestro relevamiento del año 1984, hubo un estudio realizado en el año 1992, por Tito Baggio, si mal no recuerdo, como informe a la Comisión de recuperación de la Casa, que aún estaba en pie.
Probablemente haya más letra escrita, pero los años pasaron y coleccionamos buenas intenciones y lamentablemente poco resultado efectivo.
En la currícula de casi todos los posgrados vinculados al urbanismo, se trata la cuestión de la memoria y la recuperación de los imaginarios colectivos.
Alguna vez, escribí en algún artículo precedente, "En el posgrado de la Universidad de Madrid el tema de la preservación urbana, es abordado generalmente desde una óptica en donde la memoria es leída desde el patrimonio, considerándose como un bien físico que existe en la ciudad y que posee un valor intrínseco buscándose no sólo el mantenimiento del valor del patrimonio por su significancia respecto de la identidad o su valor histórico. A partir de esa visión se plantea la preservación o la recuperación, pero siempre se tiene como prioridad la permanencia del bien. En general se los considera activos físicos de la ciudad, pero por sobre todo activos intangibles de la identidad colectiva".
En nuestra realidad no fue ni lo uno ni lo otro. No hubo ni mantenimiento, ni preservación, ni recuperación. Este comentario va desde la nostalgia simplemente, ya que históricamente los presupuestos para estos menesteres han sido magros, a la luz de una realidad dura, y es, que en nuestra circunstancia hay muchas más urgencias sociales por sobre las expectativas culturales.
En países con mucha historia y monumentos variados como Grecia donde mucho de ese patrimonio se ha perdido por las sucesivas invasiones, o el deterioro del tiempo la preservación alcanza a la recuperación de las huellas de lo que fue acompañadas de mucha producción, fotográfica e historiográfica para inducir al espectador al conocimiento y respeto de aquello que alguna vez estuvo allí. Recuerdo haber estado en un museo de sitio celta en la zona de la Coruña donde solo lucían cimientos de un pasado, pero en un edificio moderno exhibían toda la arqueología y la investigación sobre el lugar. En un momento en el que se trabaja en la recuperación del paseo costanero, parece una buena oportunidad para analizar con detenimiento esta propuesta que tiene un valor adicional ya que surge como una idea de un grupo de vecinos, y no de una estructura formal, sea esta partidaria, política o administrativa pública.
Cualquiera fuera la decisión al respecto, lo importante es no dejar de lado la oportunidad de actuar sobre el predio y repensar la cuestión de la recuperación de la memoria colectiva. Me reitero en algunas de mis antiguas palabras ya escritas, hacer algo así implica preservar al menos el recuerdo de lo que fue ya que no se pudo mantener lo que quedaba de aquello que había sido.
Arq. Jorge Bader - Matrícula CAPBA 4015