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La Casa de los Costa
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Imprimir esta páginaEnviar este artículo por E-mail, a un AmigoCasa de los Hermanos Costa - Fundadores de Campana

Vía https://www.laautenticadefensa.net - Edición del 02/may/2021



Nos habían dejado físicamente. Eduardo en 1897. Luis en 1902. Habían llegado a estas tierras, luego de comprar la estancia que había pertenecido a Joaquín Álvarez Campana, allá por 1860. 15 años después decidieron fundar un pueblo.

Con su empuje, sus influencias, la incipiente Campana incorporó lo que en esos tiempos eran "figuritas tan difíciles como deseadas" en la infraestructura de un pueblo con ansias de crecer, como el puerto, un frigorífico y la conexión con el FFCC. Pocas ciudades en el país podían hacer gala de tamaña infraestructura, signo de la modernidad en esa época. Y todo en el mismo lugar.

Desde hace más de treinta años, Eduardo y Luis descansan definitivamente en Campana.

Por un momento imaginemos (al fin y al cabo es una de las pocas cosas gratis que nos quedan) que "del más allá" y haciendo la cuarentena correspondiente por supuesto, los que regresan son Don Eduardo y Don Luis.

Caminan las calles. Se miran con asombro cuando en dos plazas reconocen sus nombres. Registran en una esquina un cartel indicador y un monumento "en la plaza más grande", sobre un tal Rocca. "Parece que éste nos igualó o superó en importancia. Algo habrá hecho", le comenta Luis a Eduardo. "No te quejes, Luis. Mirá el homenaje que te hicieron bien en el centro, a la calle La Plata le pusieron tu nombre", aclara Eduardo. "Bueno hermano vos tampoco podés hablar mucho le pusieron tu nombre a ese edificio escolar tan importante"! (Evidentemente los egos no son exclusividad de los simples mortales)

Pero llegan a la zona "del bajo". Con asombro empiezan a no reconocer lo último que dejaron en vida. No lo reconocen porque no encuentran nada! Y lo que encuentran… No hablamos de "la glorieta", del Hotel Loreley, de la tradicional "bajada" o de la primera estación de ferrocarril. Es más, antes de llegar al río dicen: "si así está la más nueva estación…en qué condiciones estará la más antigua"?! Indignación mayúscula tienen cuando llegan al frente de lo que supo ser una casona sobre la calle Marconi (hoy Colón y Luis Costa). Ahí estaba SU casa. ¿2 pisos?, ¿una gran escalera? Un balcón frente al río? Una amplia galería? Nada de eso. Solo un terreno….y algunas columnas.

Eduardo y Luis, cabizbajos sin decir una palabra, deciden abandonar la visita.

Como vecinos de Campana, a lo largo de los últimos… 40 años fuimos testigos de la desaparición de la Casa. No era una casa más. ERA/FUE un símbolo. Porque fue parte de nuestra historia. Eso que hoy llamamos patrimonio histórico.

Emulando aquel experimento que dio origen a la "teoría de las ventanas" ocurrió lo mismo con la "casa de los Costa". En aquella oportunidad había sido un auto abandonado en un vecindario. En este caso el abandono fue de una vivienda que transmitió la idea de deterioro, de desinterés y por qué no la despreocupación (no de todos aunque igual no importó) que va rompiendo los códigos de convivencia.

Como muestra, aquí solo quedó un predio y algunas columnas mal conservadas y restos esparcidos en algún depósito municipal o guardados por particulares.

Lamentablemente, esto de olvidarnos del pasado, es parte de nuestra historia. Pareciera estar en nuestro ADN y en diferentes ámbitos: municipal, provincial y nacional. ¿No comparten? Cerremos los ojos y busquemos en nuestra memoria, construcciones que tengan más de cien años y veamos su estado de conservación.

Eso sí, el diagnóstico, el ¿por qué no está? (Razonable o no) ¿Quiénes son los responsables de tal decisión? Todo eso se puede explicar. Está a la orden del día.

Bien podríamos caer en algo "bien nuestro": buscar responsables. ¿Servirá a nuestros propósitos?

Pensamos que no. Eso es para los inútiles. Y en Campana, sobran los inteligentes, que son los que buscan soluciones.

Desde el primario edificio del Banco Provincia pasando por la vieja iglesia católica aquí en nuestra ciudad, hasta la recova, el Cabildo en CABA (en cada provincia podríamos encontrar más de un ejemplo) todo ha tenido un denominador común: desapareció. Se demolió "en haras del progreso" (¿Habrá que creer que es mejor olvidar el pasado? O que el quitar lo viejo nos hace más modernos?)

En verdad, si la historia se usa solamente para solo discutir lo que pasó, su valor es nulo. Y seguir tomando los mismos caminos, con los mismos métodos, nos llevará inexorablemente al mismo destino.

Y entonces… ¿qué hacemos con la Casa de los Costa?

En los inicios de este 2021, resurgieron y confluyeron los deseos de muchos vecinos, nativos o no, con un mismo objetivo.

A este gran sueño, como si la memoria y la preservación de nuestro patrimonio fuera una llama que necesita del aliento de todos, seguramente se sumaron los deseos de Fumiere, Gotardo Croce, Salomón Sinay, Alcides Cruz, varias comisiones anteriores y muchos otros vecinos por citar solo algunos de los tantos que hicieron por intentar preservar lo nuestro.

¿Volveremos a tener "la Casa de los Costa"? ¿Levantaremos la vista desde la esquina de Colón y Dellepiane, por ejemplo, y aparecerá el perfil de aquella construcción con balcón de dos pisos?

Lamentablemente eso es tan imposible como inútil, sabiendo que una reconstrucción por más idéntica que sea jamás devolverá el valor histórico que tuvo. Nos guste o no, su valor histórico terminó con la destrucción.

La Unesco sostiene que el patrimonio histórico cultural y natural son fuentes irremplazables de vida e inspiración y en función a ello nos debe enseñar a no perder más. A cuidar lo que queda.

Y entonces, en estas condiciones… ¿cuál es el beneficio de preservar un patrimonio que, en este caso, no existe casi materialmente? Es que en estas circunstancias, la NO permanencia del bien, de todos modos, conlleva ante todo a la preservación de los valores de una sociedad que son lo que justifican su trascendencia. Es mantener viva la historia de un pueblo. Es concientizar, generar la pertenencia. Y en el caso de nuestra ciudad nos permite alertarnos para no repetir con lo que aún nos queda por cuidar de nuestro patrimonio.

A lo largo del tiempo también hemos podido comprobar que lo que se quiere olvidar ya sea por intención o por omisión, si la sociedad junto a los sectores del Estado decide lo contrario, aquello no sucede.

No aparecerán los dos pisos, la escalera interior, la galería, pero será un buen puntapié para "preservar lo que nos queda en la ciudad" y dejar de lamentarnos por lo que ya fue. Darle un sentido al predio de lo que supo ser la Casa de los Costa y de ahí en más, empezar a revalorizar y fortalecer nuestra identidad de campanenses. ¿Cómo podrá ser posible? La pregunta no es…¿qué VAN A HACER? Sino… ¿Qué PODEMOS HACER?

Que "el sueño de una noche de verano" perdure el resto del tiempo y pongamos manos a la obra.

PD: Invitamos a participar comunicándose en Facebook: A TODA COSTA CAMPANA o por email a: campanaatodacosta@gmail.com


Predio de la Casa de los Costa. Imagen ilustrativa, selección del editor.


Pablo S. Modarelli - (Uno más de los campanenses interesados en proteger el patrimonio de la ciudad)


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